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Cromoterapia
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Cromoterapia
Introducción:
Antecedentes históricos
La Cromoterapia es una Ciencia Divina
No es un culto o una moda recientemente inventada o descubierta. En
efecto fue empleada en la Era de Oro de Grecia y en los saludables templos de
luz y color de Heliópolis en el antiguo Egipto y, nuevamente, fue venerada en
las antiguas civilizaciones de la India y China. A través de las edades siempre
ha sido empleada la sabiduría del color para establecer equilibrio y armonía,
para calmar y sostener, para sanar y restaurar, y para crear otra vez. Todas
ellas fueron expresiones para presentar el único divino principio creativo de
ondas-de-luz-
El color es, por lo tanto, una fuerza divina, ¡nada menos!
Considerarlo por un momento como algo menos de lo que es, sería
como la mujer que recuerda sólo que la electricidad es algo que calienta su
plancha. De acuerdo a como nosotros la conocemos, es una energía cósmica
que el hombre ha aprendido a dominar para que dé luz artificial, calor y frío, y
facilite el transporte y otros servicios y comodidades ala familia humana de
todo el mundo.
De igual manera que la electricidad, el color ofrece servicios y
comodidades al hombre; de hecho, las ondas de la electricidad y de la luz
(color) tienen un origen común en cl poder del Sol, el gran dador de bienestar y
energía.
Si por alguna falla en la ley y el orden cósmico, la Tierra se sumergiera
en una completa y continua oscuridad durante algunas semanas, y después se
restaurara la luz, se encontraría que toda la vegetación habría perdido su
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vitalidad pintoresca, volviéndose anémica; finalmente se marchitaría y
desaparecería. Correspondientemente se encontraría un defecto similar en la
salud y vitalidad de la humanidad. Todos nosotros dependemos de la luz más
de lo que creemos, porque, conforme vemos hacia arriba, aun nuestros
alimentos son ondas de luz, densificadas químicamente. Más adelante nos
referiremos a esto detalladamente.
De todos los reinos de la vida, el reino humano es el que posee la
facultad de razonar y el poder de emplear la fuerza de voluntad. El hombre ha
usado así su poder creativo para descubrir las formas de utilizar los diversos
grupos de energía cósmica, tal como usa la electricidad para alumbrar su
oscuridad física. En esta forma ha extendido sus horas de utilidad diarias.
Hablando en términos generales, hay dos tipos de enfermedades:
1. Aquellas que son infecciosas o inducidas por un medio ambiente
contaminado, a través de fallas en el trabajo, condiciones de vida o clima, o en
otras palabras, las que tienen un origen físico.
2. Aquellas que se originan en la conciencia del individuo, en la
conducta emocional, la actitud mental y la perspectiva espiritual, o de origen
metafísico. El color tiene la hermosa y provechosa misión de aliviar ambas
clases de enfermedad, no con el sustituto de los medicamentos, sino con el
poder original de la luz, que trabaja en todos los niveles de nuestro ser.
Verdaderamente, es debido en gran parte a nuestra inhabilidad general para
iluminar en lo mental, emocional y espiritual nuestras vidas, que hayamos
perdido nuestro tono, y nos enfermemos físicamente.
Debemos decir que tal gente tiene una mancha nebulosa en su
conciencia que oscurece su sol interior, la luz de sus almas. Estas manchas
nebulosas, por así decirlo, velan la luz espiritual, y donde permanece un hábito,
un rasgo, un vicio o un prejuicio continuo, la prolongada falta de nutrición de luz
trae consigo una inanición de luz en ciertas partes del cuerpo físico y estorba
la circulación de las fuerzas de la vida a través de esas partes, dando por
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resultado un órgano enfermo, o posiblemente un mal creciente.
Estas manchas negativas en la salud del sistema son visibles en el aura,
o atmósfera magnética del paciente, verdaderamente como manchas oscuras,
manchas donde la luz del alma o sol no ha podido penetrar a través del físico
para mantenerlo, resultando una disminución de la vitalidad; una retención en
la vibración, un decaimiento o enfermedad.
Ahora bien, nuestro comportamiento mental y emocional está
condicionado por los siete centros o glándulas mayores del cuerpo humano, y
una continua tensión mental o emocional elimina la luz sustancial del alma y
daña uno o más de esos siete centros.
Así cada uno de esos siete centros mayores del cuerpo tienen cada uno
su frecuencia de vibración particular y absorben de los alimentos que
comemos, los pensamientos que ideamos, ciertas cualidades o vibraciones
cuya velocidad de frecuencia corresponde respectivamente con cada uno de
los siete colores del espectro solar.
En otras palabras, la luz blanca (luz crística) derramada en la conciencia
del alma se difunde en siete colores componentes, siendo cada uno enviado a
alimentar el centro con el que tiene afinidad. De acuerdo con nuestro grado de
evolución utilizamos nuestro rayo de energía para construir talentos o vicios;
los primeros le dan fuerza a la conciencia, los segundos la disipan y la
enferman. Son sólo nuestros hábitos erróneos o inadecuados, razonamientos
falsos o emociones violentan los que impiden o envenenan, según sea el caso,
esta circulación, y apartan el difuso rayo impregnado de luz blanca, de su
objetivo obligado, de su duración prevista.
La primera y principal necesidad es, por tanto, obviamente, disolver esos
Auto-obstáculos o impedimentos, elevando nuestra reserva divina hasta el
nivel
en que debe ser construida. El color, objetivamente a la mano en nuestra vida
de todos los días, está así subjetivamente cerca de nuestra comprensión, la
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