El Conde Lucanor par Juan Manuel Infante de Castilla - Edición PDF.pdf

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El Conde Lucanor
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El Conde
El Conde
Lucanor
Lucanor
Juan Manuel, Infante de Castilla
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Anteprólogo
E ste libro fizo don Johan, fijo del muy noble infante don Manuel, dese-
ando que los omnes fiziessen en este mundo tales obras que les fuessen
aprovechosas de las onras et de las faziendas et de sus estados, et fuessen
más allegados a la carrera porque pudiessen salvar las almas. Et puso en él
los enxiemplos más aprovechosos que él sopo de las cosas que acaesçieron,
porque los omnes puedan fazer esto que dicho es. Et sería maravilla si de
cualquier cosa que acaezca a cualquier omne, non fallare en este libro su
semejança que acaesçió a otro.
Et porque don Johan vio et sabe que en los libros contesçe muchos yerros
en los trasladar, porque las letras semejan unas a otras, cuidando por la una
letra que es otra, en escriviéndolo, múdasse toda la razón et por aventura
confóndesse, et los que después fallan aquello escripto ponen la culpa al
que fizo el libro; et porque don Johan se reçeló desto, ruega a los que ley-
eren cualquier libro que fuere trasladado del que él compuso, o de los libros
que él fizo, que si fallaren alguna palabra mal puesta, que non pongan la
culpa a él, fasta que bean el libro mismo que don Johan fizo, que es emen-
dado, en muchos logares, de su letra. Et los libros que él fizo son éstos, que
él a fecho fasta aquí: la Crónica abreviada, el Libro de los sabios, el Libro
de la cavallería, el Libro del infante, el Libro del cavallero et del escudero,
el Libro del Conde, el Libro de la caça, el Libro de los engeños, el Libro de
los cantares. Et estos libros están en el monesterio de los fraires predica-
dores que él fizo en Peñafiel. Pero, desque vieren los libros que él fizo, por
las menguas que en ellos fallaren, non pongan la culpa a la su entençión,
mas pónganla a la mengua del su entendimiento, porque se atrevió a se en-
tremeter a fablar en tales cosas. Pero Dios sabe que lo fizo por entençión
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que se aprovechassen de lo que él diría las gentes que non fuessen muy
letrados nin muy sabidores. Et por ende, fizo todos los sus libros en ro-
mançe, et esto es señal çierto que los fizo para los legos et de non muy
grand saber como lo él es. Et de aquí adelante, comiença el prólogo del Li-
bro de los Enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio.
Prólogo
En el nombre de Dios: amén. Entre muchas cosas estrañas et marabillosas
que nuestro Señor Dios fizo, tovo por bien de fazer una muy marabillosa;
ésta es que de cuantos omnes en el mundo son, non a uno que semeje a otro
en la cara; ca como quier que todos los omnes an essas mismas cosas en la
cara los unos que los otros, pero las caras en sí mismas non semejan las
unas a las otras. Et pues en las caras, que son tan pequeñas cosas, ha en el-
las tan grant departimiento, menor marabilla es que aya departimiento en
las voluntades et en las entenciones de los omnes. Et assí fallaredes que
ningún omne non se semeja del todo en la voluntad nin en la entençión con
otro. Et fazervos he algunos enxiemplos porque lo entendades mejor.
Todos los que quieren et desean servir a Dios, todos quieren una cosa, pero
non lo sirven todos en una manera; que unos le sirven en una manera et
otros en otra. Otrosí, los que sirven a los señores, todos los sirven, mas non
los sirven todos en una manera. Et los que labran et crían et trebejan et ca-
çan et fazen todas las otras cosas, todos las fazen, mas non las entienden
nin las fazen todos en una manera. Et así, por este exienplo, et por otros
que serién muy luengos de dezir, podedes entender que, como quier que los
omnes todos sean omnes et todos ayan voluntades et entençiones, que atán
poco como se semejan en las caras, tan poco se semejan en las entençiones
et en las voluntades; pero todos se semejan en tanto que todos usan et
quieren et aprenden mejor aquellas cosas de que se más pagan que las
otras. Et porque cada omne aprende mejor aquello de que se más paga, por
ende el que alguna cosa quiere mostrar a otro, dévegelo mostrar en la
manera que entendiere que será más pagado el que la ha de aprender. Et
porque a muchos omnes las cosas sotiles non les caben en los entendi-
mientos, porque non las entienden bien, non toman plazer en leer aquellos
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libros, nin aprender lo que es escripto en ellos. Et porque non toman plazer
en ello, non lo pueden aprender nin saber así como a ellos cumplía.
Por ende, yo, don Johan, fijo del infante don Manuel, adelantado mayor de
la frontera et del regno de Murçia, fiz este libro compuesto de las más
apuestas palabras que yo pude, et entre las palabras entremetí algunos ex-
iemplos de que se podrían aprovechar los que los oyeren. Et esto fiz segund
la manera que fazen los físicos, que quando quieren fazer alguna melizina
que aproveche al fígado, por razón que naturalmente el fígado se paga de
las cosas dulçes, mezclan con aquella melezina que quieren melezinar el
fígado açúcar o miel o alguna cosa dulçe; et por el pagamiento que el
fígado a de la cosa dulçe, en tirándola para sí, lieva con ella la melezina
quel’ a de aprovechar. Et esso mismo fazen a cualquier miembro que aya
mester alguna melezina, que sienpre la dan con alguna cosa que natural-
mente aquel mienbro la aya de tirar a sí. Et a esta semejança, con la merçed
de Dios, será fecho este libro, et los que lo leyeren si por su voluntad to-
maren plazer de las cosas provechosas que ý fallaren, será bien; et aun los
que lo tan bien non entendieren, non podrán escusar que, en leyendo el li-
bro, por las palabras falagueras et apuestas que en él fallarán, que non ayan
a leer las cosas aprovechosas que son ý mezcladas, et aunque ellos non lo
deseen aprovecharse an dellas, así como el fígado et los otros miembros di-
chos se aprovechan de las melezinas que son mezcladas con las cosas de
que se ellos pagan. Et Dios, que es complido et complidor de todos los
buenos fechos, por la su merçed et por la su piadat, quiera que los que este
libro leyeren, que se aprovechen de’l a serviçio de Dios et para salvamiento
de sus almas et aprovechamiento de sus cuerpos; así como Él sabe que yo,
don Johan, lo digo a essa entención. Et lo que ý fallaren que non es tan bien
dicho, non pongan la culpa a la mi entençión, mas pónganla a la mengua
del mío entendimiento. Et si alguna cosa fallaren bien dicha o aprovechosa,
gradéscanlo a Dios, ca Él es aquél por quien todos los buenos dichos et
fechos se dizen et se fazen.
Et pues el prólogo es acabado, de aquí adelante començaré la manera del
libro, en manera de un grand señor que fablava con un su consegero. Et
dizían al señor conde Lucanor, et al consegero, Patronio.
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Exemplo Iº
De lo que contesçió a un rey con un su privado
Acaesció una vez que el conde Lucanor estava fablando en su poridat con
Patronio, su consegero, et díxol’:
-Patronio, a mí acaesçió que un muy grande omne et mucho onrado, et muy
poderoso, et que da a entender que es ya cuanto mío amigo, que me dixo
pocos días ha, en muy grant poridat, que por algunas cosas
quel’acaesçieran, que era su voluntad de se partir desta tierra et non tornar a
ella en ninguna manera, et que por el amor et grant fiança que en mí avía,
que me quería dexar toda su tierra: lo uno vendido, et lo ál, comendado. Et
pues esto quiere, seméjame muy grand onra et grant aprovechamiento para
mí; et vós dezitme et consejadme lo que vos paresce en este fecho.
-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, vien entiendo que el mío consejo
non vos faze grant mengua, pero vuestra voluntad es que vos diga lo que en
esto entiendo, et vos conseje sobre ello, fazerlo he luego. Primeramente,
vos digo que esto que aquél que cuidades que es vuestro amigo vos dixo,
que non lo fizo sinon por vos provar. Et paresçe que vos conteçió con él
como contençió a un rey con un su privado.
El conde Lucanor le rogó quel’ dixiese cómo fuera aquello.
-Señor -dixo Patronio-, un rey era que avía un privado en que fiava mucho.
Et porque non puede seer que los omnes que alguna buena andança an que
algunos otros non ayan envidia dellos, por la privança et bien andança que
aquel su privado avía, otros privados daquel rey avían muy grant envidia et
trabajávanse del’ buscar mal con el rey, su señor. Et como quier que
muchas razones le dixieron, nunca pudieron guisar con el rey quel’ fiziese
ningún mal, nin aun que tomase sospecha nin dubda de’l, nin de su ser-
viçio. Et de que vieron que por otra manera non pudieron acabar lo que
querían fazer, fizieron entender al rey que aquel su privado que se trabajava
de guisar porque él muriese, et que un fijo pequeño que el rey avía, que fin-
case en su poder, et de que él fuese apoderado de la tierra que guissaría
cómo muriese el mozo et que fincaría él señor de la tierra. Et como quier
que fasta entonce non pudieran poner en ninguna dubda al rey contra aquel
su privado, de que esto le dixieron, non lo pudo sofrir el coraçón que non
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